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En serio… ¿Cómo estás? Piénsalo un momento, respira… y sé bienvenido. Aquí puedes ser tú mismo, ponte cómodo, puedes descalzarte, recostarte, e inclus...
A algunos padres les resulta difícil solicitar ayuda psicológica. Creen que los problemas de comportamiento de sus hijos, son a causa de una mala gestión por su parte, por lo que consideran erróneamente, que ir al psicólogo implica “reconocer”, que no han sabido cumplir con su cometido.
Estos padres suelen culpabilizarse en exceso, lo que es inútil ademas de injusto, ya que la labor de calmar, cuidar, y guiar a un niño no es nada fácil, y además nadie nos enseña a ser padres, salvo lo que hemos aprendido siendo hijos.
Sin embargo, a pesar de no haber una «escuela para padres» es sabido que las personas que poseen inteligencia emocional, y por ende, un buen nivel de autoconocimiento , ejercen mejor su paternidad, produciendo un impacto muy positivo en la educación de sus hijos. Es por este motivo por el que, en las terapias infantiles se ha de incluir la participación de los padres, contemplando, y mejorando en la medida de lo posible, su inteligencia emocional.
Es importante comprender que ser un buen padre o una buena madre, no significa satisfacer las demandas de los niños, ni librarles de todo sufrimiento, así como tampoco significa concentrarse en enseñarles a ser competitivos para desenvolverse en el mundo.
Por tanto, hay que enseñar a los hijos, a identificar y a gestionar las emociones, porque las emociones, son el núcleo sobre el que se construyen todas las relaciones, y se toman las decisiones.
Los niños con buena inteligencia emocional, tienen mayor capacidad de trabajar para conseguir sus metas y optimizar su rendimiento académico, mayor capacidad para la autogestión, para las habilidades sociales, y las competencias necesarias para el afrontamiento ético y eficaz de las crisis y conflictos que les acompañarán a lo largo de su vida.
Los padres, han de concienciarse y asumir este parcela central de la educación, ya que la mayoría de las escuelas y sistemas educativos no se ocupan de desarrollar las habilidades sociales y emocionales necesarias. Sin embargo, no hay que desesperar, pues se puede aprender a través de técnicas sencillas, y allí donde se tienen los mayores problemas, es donde pueden obtenerse los mayores éxitos.
No hace falta esperar a que la situación sobrepase los límites de la paciencia, ni que haya un caso extremo de mal comportamiento. Cualquier padre, tenga la situación que tenga, puede aprovecharse de los beneficios que la psicología, a través del cultivo de la inteligencia emocional, puede brindarles.
Si deseas ampliar información sobre la terapia infantil, la inteligencia emocional en niños, o quieres concertar una cita para valorar la situación con tu hijo, puedes contactar conmigo a través de esta página.
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